
¿Lavadoras a precio de coche premium? La sentencia del CEO de Renault al coche eléctrico
La industria automovilística lleva años diciendo que el coche eléctrico ha llegado para revolucionar la conducción.
Sin embargo, Luca de Meo, CEO del Grupo Renault, acaba de decir en voz alta lo que muchos conductores llevan tiempo pensando en silencio: «En la primera generación, los coches eléctricos han sido, en su mayoría, electrodomésticos, como lavadoras: algo feos y sin emociones».
¿Exagerado? Tal vez no tanto. Si bien algunos modelos han intentado destacarse por diseño o prestaciones, lo cierto es que gran parte del mercado se ha llenado de SUV eléctricos con estética genérica, interfaces frías y una conducción que, aunque silenciosa, no siempre resulta estimulante.
«Quizá podamos demostrar que la tecnología de los coches eléctricos puede ser realmente divertida, que podemos infundirle alma»
De la emoción al algoritmo
Durante décadas, los coches fueron una extensión de la personalidad. Elegías uno por cómo sonaba, cómo giraba en una curva o incluso por lo que transmitía al verlo llegar. Hoy, muchos eléctricos son clínicamente perfectos: aceleran como cohetes, pero transmiten menos alma que una app de meteorología.
La declaración de De Meo no es solamente una crítica, sino también una autocrítica velada. Renault fue pionera con el Zoe, pero ni siquiera ese modelo escapaba del diseño insulso y el tacto de transporte funcional. En sus propias palabras: «Todos estamos aprendiendo». Y es cierto. Pero la pregunta es: ¿estamos aprendiendo rápido?
Alpine: ¿solución o espejismo?
La esperanza, según De Meo, pasa por marcas como Alpine, que planea reinterpretar su mítico A110 en clave eléctrica. «Quizá podamos demostrar que la tecnología de los coches eléctricos puede ser realmente divertida, que podemos infundirle alma», afirma. Suena bien. Pero es más promesa que realidad.
Y es ahí donde conviene levantar una ceja: ¿basta con aligerar un coche y ponerle un logo deportivo para devolvernos la pasión al volante? ¿O estamos ante otro capítulo de marketing con nostalgia vintage para justificar precios premium?

¿Quién más está intentando salir del molde?
No todo el mercado eléctrico es gris y aséptico. El Porsche Taycan, el Hyundai Ioniq 5 N o incluso el MG4 XPower buscan demostrar que la diversión es compatible con la electrificación. Pero son la excepción, no la norma.
La mayoría de conductores sigue eligiendo eléctricos por ahorro, acceso a zonas restringidas o moda, no porque les hagan latir más fuerte el corazón. Y eso debería preocupar a una industria que, durante décadas, vendía emociones antes que eficiencia.
De Meo lanza un guante interesante: si el coche eléctrico quiere seducir más allá de los beneficios fiscales, necesita reinventarse. No basta con baterías más grandes o pantallas más brillantes. Hace falta alma.
Ahora bien, ¿será Alpine la marca que lo logre? ¿O simplemente estaremos pagando más por una lavadora con alerón? La pelota está en el tejado de los fabricantes. Y en el del consumidor, que cada vez mira más allá de la autonomía.
Fuente: Autoexpress.co.uk
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