
La última idea de Donald Trump para cargarse los coches eléctricos e híbridos, con una excusa que nadie se cree
Desde que Donald Trump se postuló para regresar a la Casa Blanca, uno de sus mensajes que más ha calado ha sido el que iba contra los coches eléctricos. El ahora presidente norteamericano, aparte del vaivén de aranceles que se va sacando de la manga según le convenga, ha conseguido una primera e importante victoria.
Y es que su ambicioso plan fiscal, llamado allí «One big beautiful bill act» (algo así como «Un gran y hermoso proyecto de ley»), ha pasado una primera votación en el Congreso de los Estados Unidos, y por solo un voto.
Ahora le queda un penúltimo paso, en el Senado, para aprobarse un extenso paquete presupuestario que tiene, entre muchas más cosas, el punto de mira en los vehículos electrificados.

Un nuevo impuesto para coches eléctricos e híbridos
En Estados Unidos, el Fondo Fiduciario de Carreteras está destinado para cubrir el mantenimiento de las carreteras del país. Este se cubre históricamente con los impuestos a la gasolina, por lo que un conductor de un vehículo térmico está pagando esta tarifa según vaya utilizando, más o menos, su automóvil.
Como te puedes imaginar, los coches eléctricos no pagan dicho impuesto. Es por ello que Donald Trump quiere cambiar este hecho y va a imponer un impuesto fijo y anual para que los conductores de este tipo de vehículos también contribuyan.
Algo lógico, sin duda, ya que estos vehículos circulan por las mismas carreteras y degradan igual (o incluso más, por el mayor peso de sus baterías). Sin embargo, el mensaje en contra de Trump en los últimos años hace que esto suene más a excusa y a razón encubierta para fomentar su mensaje anti eléctricos.
Sobre todo, porque los eléctricos apenas representan el 1,47 de los coches que circulan por dichas carreteras (unos dos millones). También porque este impuesto es fijo, no por uso, por lo que el propietario de un vehículo eléctrico estaría pagando dicha tarifa aunque decida no conducirlo, lo que supone un fuerte agravante en su contra.
Y por último, porque Donald Trump también quiere penalizar a los vehículos híbridos. Es decir, que sus propietarios pagarán dos veces, por la batería eléctrica y cada vez que reposten carburante. La idea del gobierno norteamericano es que este impuesto sea de 250 dólares (unos 219 euros) para los eléctricos y de 100 dólares (87 euros) para los híbridos.
Medidas como esta, así como la eliminación de las ayudas públicas a la compra de coches eléctricos, provocaría, según los analistas, una caída del 40 por ciento de las ventas de estos vehículos para el 2030, así como la eliminación de hasta 130.000 empleos.

A vueltas con los aranceles
El presidente estadounidense no cesa en su plan de acabar con todo el plan verde que lanzó su antecesor Joe Biden, y no para de amenazar a diestro y siniestro con nuevos aranceles. Claro que esto último depende de cómo se despierte ese día nuestro protagonista.
Donald Trump quiere impulsar la producción local y clavar enormes aranceles a sus rivales, especialmente los chinos y, ahora por lo visto, los de la Unión Europea. El otro día amenazó con un arancel del 50 por ciento a, entre otras cosas, la entrada de coches desde nuestra región al otro lado del charco.
Sin embargo, una charla con la mandamás de la UE, Ursula von der Leyen, ha vuelto a calmar las aguas y ha pospuesto las intenciones de Trump hasta, por lo menos, el próximo mes de julio.
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