Contra la desinformación
15 octubre 2025
No es cierto que la Dirección General de Tráfico haya establecido o vaya a establecer nuevas multas para los conductores. Tampoco que esté “regalando” los permisos de conducir a los ciudadanos marroquíes ni que vaya a impedir circular a los vehículos en los que sólo viaje una persona. También es falso que se vaya a retirar el carné a las personas mayores de 65 años o que vayamos a tener que pagar por cada día que circulemos con nuestro vehículo.
A pesar de que las hayamos visto recogidas en algún medio de comunicación con más o menos frecuencia, todas estas noticias tienen algo en común: son falsas. Son las llamadas ‘fake news’, que tienen la habilidad de propagarse con gran rapidez gracias, entre otras cosas, al altavoz que representan hoy en día las redes sociales. Vivimos en la sociedad de la información, si bien demasiadas veces tenemos la sensación de estar sumergidos en la desinformación.
Aunque ya dedicamos un reportaje a las noticias falsas que afectan a la DGT en el número 270 de esta revista, lo cierto es que se trata de un fenómeno recurrente que suele reaparecer cada cierto tiempo y que resulta difícil de combatir. Algunas veces el contenido falso únicamente está en el titular, ya que cuando se lee la noticia completa es evidente que esta nada tiene que ver con el mismo. El problema está en que muchas personas leen el titular; pocas, el texto que lo acompaña. En esos casos, el objetivo resulta claro: conseguir visitas a esas páginas web (que se traducen en más publicidad) y el titular ‘fake’ es el cebo. Otras veces, la noticia falsa hasta tiene un desarrollo, incluidos sesudos argumentos a los que les falta lo más importante: la verificación por parte del organismo afectado (en este caso, es la propia DGT), que certifique que esos datos son ciertos.
No obstante, lo más peligroso y que afecta directamente a la ciudadanía son las oleadas de multas falsas de tráfico que llegan a través del teléfono móvil o correos electrónicos. En este caso, el objetivo no es otro que estafar a las personas que contestan a esos mensajes y que de buena fe piensan que han sido sancionados y que deben pagar esa multa “con urgencia”. El reportaje que publicamos en este número (páginas 24-27) retrata de forma muy acertada a estos ciberdelincuentes. Todo esto nos obliga como ciudadanía a estar cada vez más vigilantes, para que la desinformación no nos arrastre o para evitar que directamente seamos víctimas de una estafa.
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